
ARTE BIZANTINO

El arte bizantino surgió del arte de la antigua Grecia, y al menos hasta 1453 nunca perdió de vista su herencia clásica, aunque sí hubo cambios importantes, el principal el hecho de que la ética humanista del arte griego antiguo fuese reemplazada por una ética cristiana. Si el propósito del arte clásico era la glorificación del hombre, el propósito del arte bizantino pasó a ser la glorificación de Dios, y particularmente de su hijo, Jesús.
Esto tuvo una serie de consecuencias en el arte. La representación del desnudo masculino había estado en el centro de la tradición artística clásica desde sus inicios, siendo el desnudo femenino también un elemento bastante importante. Sin embargo, el triunfo del cristianismo trajo consigo un conservadurismo sexual derivado de sus raíces del judaísmo, lo que hizo que el desnudo fuese desterrado de su posición dominante en el arte.
En lugar del desnudo, las figuras de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de los santos y mártires se elevaron y se convirtieron en el enfoque dominante, o casi exclusivo, del arte bizantino. En este sentido, una de las formas más importantes del arte bizantino es el ícono: una imagen de Cristo, la Virgen (particularmente la Virgen y el Niño), o un santo, utilizada como objeto de veneración en las iglesias ortodoxas y en las casas particulares.
Como curiosidad, señalar también que gran parte del arte bizantino fue realizado por sirvientes de los tribunales o miembros de órdenes religiosas, por lo que la mayoría de ellos permanecieron anónimos.
